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viernes, 31 de diciembre de 2010

Ese llamado treinta y uno de Diciembre.


Hoy es ese día en el que el cuerpo se llena de sensaciones extrañas, se nos forma una bola en la que entra todo aquello que hemos pasado y se nos posa delante de nuestros ojos, dejándonos ver a un modo lento, cada día de este año.
Tan solo queremos apagar esa especie de película, porque lo pasado llega a causar dolor o en el mejor de los casos alegría.
No resulta fácil, pero lo mejor es tomar las doce uvas y pensar en un dos mil once lleno de cosas nuevas. Cargarnos con esa magia de las campanadas para con esa fuerza aguantar y romper cada muro que se interponga.

Bienvenidos al dos mil once.

Viernes, 31 de Diciembre de 2010.
Ana Diaz.
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sábado, 11 de diciembre de 2010

Barreras comunes.


+ Tengo que escribir algo.
- No, déjalo para después.
+ Tiene que ser ahora.
- Bah, si no tienes ganas.

Continuamente es un pulso entre mi mente y mi cuerpo. Quiero hacerlo, pero no tengo ganas.
Día tras día lo intento, pero siempre hay algo que me para, hace que me tambalee, me derribe y finalmente, destruye mis ganas por realizar aquello que debo. Me satisfago con quedarme quieta, parada y sentada en un lugar, pensando mil y una veces, qué hago ahí, contemplando la nada, perdiendo el tiempo.

Analizo desde ese césped verde que me acompaña en lo más profundo de ese parque solo, con el viento soplar a toda vela, como un barco a la deriva, aquel pájaro pasar volando, esas hormigas que trasportan su comida a ese diminuto agujero en el cual debe de haber un ejército más de bichitos como ellas. Dos perros corriendo por cualquier rincón, siempre con su ladrido para mostrar su alegría al pasear. Esos dos enamorados, cogidos de la mano y satisfechos al saber que su amor no será destruido. La niña al fondo, que llora porque se le ha caído el caramelo, y en segundos, ha sido conquistado por seres diminutos, llamados insectos, que ya gozan de su azucarado sabor. Dos hermanas pelean, como si de un combate se tratase, por ganar a su padre en la rayuela.
A lo lejos, un grupo de ancianas a las que una dentadura postiza en forma de sonrisa, les adorna la cara, pasan el tiempo jugando a las cartas o mareando…

Cada uno con su situación. En mi caso, soy yo y la pereza.

+ ¿Ahora puedes responderme a esto?, ¿qué hago aquí si tengo que hacer deberes?
- Quédate.
+ Mejor no respondas. No te haré caso, soy más fuerte que tú.

Ana Díaz
Sábado, 11 de Diciembre de 2010.