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jueves, 29 de julio de 2010

Querer.

Quiero escribir algo tan sumamente bonito que no sé cómo se hace eso.Quiero expresar tantas cosas al mismo tiempo, que no sé cómo se hace eso.Quiero hacer tan felices a los demás que me olvido de mi propia felicidad y no sé cómo se hace eso.Quiero redactar algo que llegue a los demás, que no sé cómo se hace eso.Quiero vivir al máximo, olvidándome de todo, que no sé cómo se hace eso.Quiero escribir la frase más especial que nunca se haya imaginado, que no sé cómo se hace eso.Quiero ser muda gritando, y no sé cómo se hace eso.Quiero montar en un avión, sin volar, que no sé cómo se hace eso.Quiero ser la niña más lista del mundo, que no sé cómo se hace eso.Quiero ser tan perfecta, pero a la vez tan imperfecta, que no sé cómo se hace eso.Quiero estar con todos los caprichos del mundo, a la vez ser humilde, que no sé cómo se hace eso.Quiero hablar sin parar en silencio y sin pensar, que no sé cómo se hace eso.Quiero escribir sin mirar todo lo que siento, que no sé cómo se hace eso.Quiero observar siendo ciega, para no toparme con nada que no quiera ver, y no sé cómo se hace eso.Quiero gritar sin ser oída, y a la vez ser escuchada, y no sé cómo se hace eso.Quiero hacer cosas imposibles y a la vez posibles, que no sé cómo se hace eso.Quiero inventar un te quiero tan largo y sincero, que no sé cómo se hace eso.Quiero ser tan especial, que no sé cómo se hace eso.
Pero lo único que sé hacer es quererte.

Ana Díaz

MIEDO

Caminar por el bosque puede resultar divertido, puede resultar degradable o quizás puede resultar terrible.Sola por el bosque ella caminaba, felizmente, no sabe dónde está, perdida se encuentra, pero no le preocupa ya que le fascina la aventura.Sigue contemplando los árboles, las plantas, la naturaleza en general, de pronto, oye algo, no le da importancia. Sigue andando.Ahora nota que la persigue, un ruido la sigue. Siente un poquito de miedo, pues sigue calmada y caminando.El ruido se hace más fuerte, corre viento. Esta vez más miedo entra en su cuerpo, pero mantiene la calma, sigue caminando.Algo le toca el pie, no sabe qué ha podido ser, en esta ocasión, se encuentra perdida, sin nada que hacer, ¿por dónde se sale?Tan solo se le ocurre algo, echar a correr. Corre y corre, pero el ruido la persigue a todas partes, vaya donde vaya ese sonido le sigue, sigue sus pasos.Algo, la misma cosa, le vuelve a tocar, tropieza y cae.El miedo cada vez la agobia más y más, su respiración se dispara, respira muy deprisa, le falta el aire.Algo la perseguía, sí, algo la seguía, pidiendo ayuda, se mira los pies, rastro de sangre llevaba.Con más miedo en su cuerpo, corre, pero vuelve a tropezar, ahora un pájaro se situaba en su pie, se sentía triste, ese ruido venía de él. Ella había pisado a una de sus crías, por darle importancia solo a su miedo.La sangre era de esa cría diminuta.El pájaro tan solo emitía un sonido de auxilio, para que le ayudara.Ella pensando en sus miedos, y en su bienestar, no notó que le pedían ayuda.

No mires tus miedos, tan solo siente miedo por cómo quitárselos a los demás.

Ana Díaz

HUIR

Corrió deprisa, algo le perseguía, no sabía que, el miedo le angustiaba.Los pies no le daban más, se giró, no había nadie, pero ella seguía corriendo, ¿dónde iba?.Entra en un lugar, para protegerse de todo. En la entrada, se encontraba un móvil, que comienza a sonar, ella nerviosa, lo deja sonar, huía.Al fondo una flor marchitada, algo tendría que ver con todo aquello, todo cuanto se quiere, se marchita si no se conserva, todo muere si no se cuida.Rompe en un llanto, nadie la escucha.Levanta su cabeza, un espejo, donde está su cara reflejada, su pelo es estropeado, su cara es de espanto, su boca no tiene palabras.Tan solo corre, no quiere verse reflejada en un espejo.Huye de su reflejo, huye de su realidad, no sabe echarle valor, huye de su persona, es hora de cambiar.No huyas de tu realidad, correr no te quita los problemas.Las cosas se marchitan si no son cultivadas bien.Tu sombra te persigue siempre, no huyas de ella, porque tu sombra es un reflejo de ti.

Ana Díaz

Aprendiendo a vivir



Música. Matemáticas. Se trata de dos palabras que no conectan entre sí. Dos palabras totalmente distintas y a la vez muy similares.

Él, un joven de Barcelona, guapo, alto, en definitiva, el chico con el que alguna vez se sueña.
A él, le podemos dividir en infinitos trozos, pero nos basta con solo dos, es decir, en sus dos pasiones.

Música. Matemáticas. Sí, esas son.

Andaba por una cuidad. Iba inquieto, observando a cada lado para no perderse ni un solo escaparate en los que la decoración era guitarras o instrumentos de cualquier tipo. Boquiabierto miraba esa tienda y paraba sus pies para ojearlo todo, y posteriormente entrar a descubrir el mundo de la melodía. Al introducirse en esa tienda, alucinaba con cada cosa que veía, de su boca un comentario salía para cada objeto que se interponía en su visión. Conocía a cada uno de esos cantantes, de los cuales, sus discos vendían.

Prosiguiendo con su parte musical, él continuaba feliz por las calles de aquella ciudad, Cork. Caminaba alegre, porque en cada momento iba cantando, por cada palabra que escuchaba, una canción le salía. Tras recorrer cada rincón musical de aquel lugar, se limitó a coger su guitarra y cantar con su voz. Sonaba distinta, diferente, única, en definitiva, era irresistiblemente alucinante. En el momento en el que rozaba las cuerdas de ese instrumento, se trasladaba a otro mundo, era su mundo, lo vivía, se metía en esa melodía, y me contagiaba esa vida que su cara tenía. Se le pasaba el tiempo cantando. Si le mirabas, caías perdidamente y te enganchabas a su forma de vivir las cosas. Él salía de casa y cantaba. Tenía sueño y seguía cantando. Eso le llevaba en cada momento a hacer lo que siente. Es feliz cantándole a la vida, si no, ¿qué sentido tendría vivir, si no realizas lo que te gusta?


Sin desviarnos, continuo saltando a aquella otra palabra que antes nombrábamos. Matemáticas. Un músico matemático, ¿alguien ha visto eso alguna vez? Puede ser cierto. Si le analizas, para cada situación, saca los números. Se volverá loco, pero estudiará lo que realmente le de la felicidad. En su caso, será una locura totalmente normal, porque se habrá convertido en un loco a causa de perseguir su sueño, con lo cual, será autentico y feliz.



Los músicos no están locos, simplemente piensan diferente a los demás.
Los matemáticos no están locos, solo están enamorados de los números.



Y él, no será un loco, será un ser distinto, peculiar y feliz porque habrá conseguido todo cuanto quiere en la vida con esa armonía.




















Si la locura te lleva a la felicidad: Sé un loco feliz.


Ana Díaz Domingo, 11 de Julio de 2010.