Seguidores

martes, 13 de septiembre de 2011

Lucha diaria.


Se llama valor o no sé cómo se debe de nombrar.
Un sentimiento lleno de emoción. Dispuesta a darlo todo sobre unas botas de fútbol, echando a correr con ganas, manejando la pelota hacia la portería y alcanzando el gol de la victoria, celebrándolo abiertamente, gritando, saltando, siendo feliz y viviendo la mejor de mis aventuras: pasar una final.
Muerte súbita. No se sabe quién morirá, siempre en el intento, pues luchar hasta que se agoten los últimos minutos, segundos, décimas, centésimas, milésimas y ... ¿campeonas? o ¿daremos la mano con resignación?
Valor, pasión por aquello que amas.
Luchar hasta el final, nunca rendirte y fortalecerte con las derrotas y gritar en las victorias, reír ganando, llorar al ser derrotada, sacar una sonrisa tras saber que vuelves a casa sin nada, saltar y abrazar a cada una de tus compañeras por ser cómplices victoriosas.
Valor, fuerza, ganas, energía.

¿Puedes? siempre se puede, y todo se logra peleando por ello, aunque se pierda mil y una veces, se ganan muchas otras más cosas.

Ana Díaz.
28 de Mayo de 2011.

Viene y va.


Me hace gracia. Echar el tiempo atrás, retroceder en él, visualizar todo cuanto se ha vivido. Ver el puzzle completo y montado, con cada pieza en su sitio, creyendo que cada una se conservaría en su lugar, pensando que ningún ser maligno vendría a desmontarlo y sobre todo, afirmar que eres una de esas piezas de ese puzzle, sin la cuál estaría incompleto.
Viajar en el pasado es fácil, sí, todo el mundo puede volver a recordar su niñez.
‘Por siempre y para siempre’, el camino, nos separa, nos machaca, nos pone obstáculos difíciles de pasar, pruebas inimaginables, acertijos, sí, incluso nos da tortas, para que visualicemos la realidad: un presente.
El puzzle, se va desarmando. Las piezas empiezan a coger vida, se endurecen y hacen daño a las demás, porque ese puzzle no puede estar construido como un edificio, no puede aguantar, tambalea y se derrumba. El juego, va tomando pausas. Lo que comenzó siendo un pasatiempo para montarlo, prosigue, convirtiéndose en una pelea por prevalecer y seguir formando parte de ese puzzle.
Todas las piezas no pueden ser perfectas. Ese puzzle, no estaba bien formado. Ahora chocan y discuten entre ellas. Se forma una batalla.
Ya no encajan, ya no son inseparables. Van expulsando. Ese puzzle es malo y nunca podrá permacer unido en un para siempre.

Volvería al colegio y armaría ese juego. Lo haría de nuevo, es más, haría varios, para que cada pieza expulsada, pudiese encontrar un lugar en otro puzzle.

Ahora, mi puzzle, ese puzzle que de pequeñita construí, ya no está. Le faltan piezas. Se perdieron y mi pieza, nunca se ha vuelto a encontrar, porque ese puzzle no era el sitio donde mi pieza encajaba. Ese puzzle ahora, no es un puzzle.

Es un resto que quedó de aquel juego que de pequeñas formamos.

Ahora las piezas están perdidas, y se quedó incompleto. Porque llegó la hora de vivir sin estar sujeta a nada en lo que se llama vida, mi gran batalla.

Ana Díaz.
Sábado, 11 de Septiembre de 2010.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Maneras de vivir.


Lo más sencillo es tratar de ignorar, hacer como que nada importa. Pero nada es real. Tu mente da vueltas y siempre posees el mismo tema en la cabeza, ¿qué hacer? Y nunca hay una respuesta porque sabes que todo está en tus manos.

martes, 6 de septiembre de 2011

Sin razón.


Quizá no sea perfecto y jamás hayas imaginado que podrías llegar a echarle de menos si no está, que le necesitas a cualquier hora.
Quizá no sea perfecto y nunca habrías creído que te encantaría hablarle y sonreír con cada una de sus tonterías en cualquier momento del día.
Quizá siga sin ser perfecto y cada vez le coges más cariño y no encuentres un por qué sonríes cuando ves su nombre y te recorre el cuerpo un cosquilleo con tan solo ver sus fotos. A veces incluso crees que estás loca porque no consigues sacarle un por qué, que no se soluciona ninguna de tus preguntas, porque todo es magia. Ríes sin razón si le ves y le buscas cuando no está.
Quizá sea muy imperfecto y no sea ese chico que imaginaste, ese chico con el que todas sueñan porque quizá te has dado cuenta que es simplemente todo lo que necesitas, porque has visto que quizá sea él de quien te estás enamorando sin querer, negándolo a ti misma porque quizá no sea perfecto, pero te encanta y es una realidad.
Porque es posible que no exista un quizá, sino un es.



Ana Díaz.
Martes, 5 de septiembre de 2011.