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martes, 12 de abril de 2011

Opción A, opción B

Era el momento esperado. Iba a conseguirlo, no me lo podía creer. Era todo tan… tan…


Ahí estaba yo, pero, ¿qué hace toda esa gente? ¿Me aplauden?


Llegó mi hora, escucho mi nombre, me aproximo al escenario, iba a cumplir mi sueño, iba a recibir el premio y ser…


¿Qué pasa? ¡Si todo era perfecto! De repente suena una alarma, la gente corre por todas partes…


Una luz blanca me nubla toda la vista, sin dejar que vea nada. ¿Qué está sucediendo?


¿Y esa voz? ¡Gritan mi nombre! No entiendo nada…


- ¡Javi!


Dios mío, no puede ser verdad…


+ Mamá cállate, que es lunes.


¡Bingo! Maldito despertador, maldita luz, ¿por qué existen?


¡Dejadme dormir que no hago daño a nadie! …


- ¡Javi! ¡Que llegas tarde!


+ Mamá, que son las siete de la mañana y un lunes. Otra vez a la rutina no por favor, ten compasión de tu hijo…



- ¡Javi! ¡Deja de dormir!


Llegó el momento tan esperado, ¡allá voy! ¿pie derecho o pie izquierdo primero? Un humor u otro…¡el que sea!


+ Querido armario, buenos días. Ayúdame, no veo qué ropa ponerme, más que nada porque no me lo permite mi enemigo el sueño…


- ¡Javi! Deja de hablar con el armario. ¡Vamos! Él no te va a salvar de ir a clase hoy…


No lo sé, pero en cuestión de unos minutos, sin saber cómo ni por qué, estoy en el colegio. De vuelta a clase, vuelta a la rutina…


¿A que a todos nos pasa igual?


Aunque parezca mentira…


Bueno me presento, soy Javi, me levanto con ese humor cada mañana, no hay quien me soporte. Comienzo el día regruñendo y siempre lo finalizo dando gracias con algo nuevo en mente…


Y es que…


Cuando al día a día se le llama rutina, deja de ser divertido y se convierte en algo aburrido, común y obligatorio.


Los días no tienen repetición. Es completamente imposible vivir dos veces lo mismo, con las mismas palabras, los mismos gestos, las mismas personas…


Por ello, cada día es una película nueva, pero con un avance, no se puede rebobinar.



Ana Díaz.


Viernes, 8 de Abril de 2011.

domingo, 3 de abril de 2011

Ausencia de planes.


Disculpa, pero aquello de escribir nunca fue conmigo. No soy muy bueno expresándome por escrito. Me resulta tonto, demasiado complicado.

Ya no puedo dejar más días en el olvido la redacción de lengua. Suena sencillo: una historia breve, tema libre.

¿Alguien me explica cómo hacerlo?

Yo no soy como esos poetas que llenaban hojas y hojas con estrofas unidas por una rima asonante o consonante. No soy ni siquiera capaz de llenar un folio por una cara.


Mientras iba retándome y peleándome con mi mente, en una batalla que no llegaba a nada, vi al fondo, en una esquina de la mesa, el papel, en blanco. ¡Es hora de empezar! ¿Sobre qué? Podría contar mi vida, pero a nadie le importaría, es más, llegaría a aburrir a cualquiera. Podría sorprender a mi profesora con una de esas historias fantásticas que a veces no tienen fuste alguno. O incluso podría… ¿qué podría? Nada, sin ideas.


Pérdida de tiempo pararme a pensar, así que improvisaré.


‘’ Un, dos, tres. Tomé aire y sonó en mi cabeza la campana de << Preparados, listos… Ya >> o como se suele decir ‘se me encendió la bombilla’.

Un, dos, tres, llegó la hora… ‘Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz…’. Sí, es mi cumpleaños. Hoy hace dieciocho años que nací y sigo como si nada.

Una persona irresponsable, egoísta, popular y bueno, bastante guapo, no es por vacilar pero… ‘¡Eres una persona a la que no le importa nada, vas a tu bola siempre!’, ‘¡Tienes que cambiar!’ ‘¡¿Siete suspensas?! ¿Pero tú a qué te dedicas?’ ‘¿Acaso has aprobado alguna? ¡Si has suspendido hasta el recreo!’ Toda una vida así, viviendo en una indiferencia total. ¿Qué mas dará? Si mis notas no llegan a nada. A mí me basta con poder disfrutar de ellas: las mujeres. Yo y mis encantos hacemos que caigan rendidas con un simple ‘¡qué guapa eres!’, ‘Pero si yo he cambiado por ti…’, ‘Te quiero’. Es sencillo. Unas palabras tontas en el momento oportuno y todo es pan comido. Tengo dieciocho años y estoy en el instituto.

Odio trabajar y no quiero estudiar.

Mi vida se presenta… No lo sé, no quiero planteármelo, ¡Hay que vivirla!’’


Llevaba razón. Ahora me siento peor de lo que imaginaba. ¿Quién soy? ¿qué hago con mi vida? No estudio, no trabajo, vivo con mis padres, ¿algún plan de futuro? Soy un don nadie como cualquier otro, con ganas de comerse el mundo sin ni siquiera haberse planteado la receta de esa comida.



Ana Díaz.

Sábado, 3 de Abril de 2011.

Arte, belleza.


Unas zapatillas negras, parecidas a las de ballet, unas mayas de color negro y cualquier tipo de camiseta. Era lo único que necesitaba. Su melena rubia, atrapada en una coleta a modo de moño mal hecho, rápido. Eso es todo, no había más. Ella entre cuarenta niñas, la única que reflejaba una palabra: baile, belleza. Cada día la contemplo desde una fila hacia delante. Continuamente la miro, conmovida por cada paso, que lo lleva a rozar la perfección al coordinar sus brazos, sus pies y el sentimiento que cada coreografía requiere. Nada la cansa, mientras la música continúe. Verla a ella, te lleva a identificarte con cada movimiento, introducirte en el mundo de esa melodía. No es necesario comprender la danza, da igual, tan solo mírala a los ojos y la expresión de ellos, son muestra de lo que está viviendo: pasión. En el instante en el que se mete en esa música, se transforma. Sabe sacar cada una de sus preocupaciones o alegrías a través de ella. Nada la guía a sentarse, lo intenta y reintenta de nuevo, hasta hacer de esos pasos, algo suyo, con un toque único, distinto, que nadie sería capaz de imitar. Ella, la reina de ese gimnasio al que cada día acudo. Ella, mi ejemplo de belleza, esfuerzo, ánimo y la luz que me incita a sentir amor por la danza, el baile. Reír, en ocasiones, llorar tras sentir y llegar a la perfección de cada movimiento.


‘Unas zapatillas negras, parecidas a las de ballet, unas mayas de color negro, cualquier tipo de camiseta y una melena atrapada en una coleta a modo de moño: Arte, belleza’.


Ana Díaz.

Sábado, 3 de Abril de 2011.

Soluciones.

Tenía ganas de gritar, chillar hasta quedarse sin voz. Sentía necesidad de aislarse, arrinconarse en una esquina y no moverse de ahí, permanecer quieta por el resto de sus días, derrochar lágrimas y lágrimas tras notar su impotencia ante la vida. Pero ella sabía que no hacía bien. ¿Quién le soluciona sus problemas? O ¿cómo le planta cara al sufrimiento? Un examen no tiene respuestas si no has estudiado, es un folio con pruebas pero sin solucionario, el único que posee los conocimientos para rellenarlo es uno mismo, así como una persona no cumple su sueño si no hace lo posible para alcanzarlo, Rafa Nadal no sería campeón del mundo si no le dedicaba tiempo, fuerza, ganas a su deporte. - ¿Me podrías ayudar a levantarme? + Claro, busquemos soluciones. - Gracias. + No las des, cumplo con mi deber, ser tu amigo. 'La peor pesadilla del problema se llama sonrisa'. Ana Díaz. Miércoles, 30 de Marzo de 2011.