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lunes, 19 de diciembre de 2011
Caminando por la vida.
miércoles, 2 de noviembre de 2011
Sin razón.
Ilusión.
Suspiros de felicidad.
martes, 13 de septiembre de 2011
Lucha diaria.
Se llama valor o no sé cómo se debe de nombrar.
Un sentimiento lleno de emoción. Dispuesta a darlo todo sobre unas botas de fútbol, echando a correr con ganas, manejando la pelota hacia la portería y alcanzando el gol de la victoria, celebrándolo abiertamente, gritando, saltando, siendo feliz y viviendo la mejor de mis aventuras: pasar una final.
Muerte súbita. No se sabe quién morirá, siempre en el intento, pues luchar hasta que se agoten los últimos minutos, segundos, décimas, centésimas, milésimas y ... ¿campeonas? o ¿daremos la mano con resignación?
Valor, pasión por aquello que amas.
Luchar hasta el final, nunca rendirte y fortalecerte con las derrotas y gritar en las victorias, reír ganando, llorar al ser derrotada, sacar una sonrisa tras saber que vuelves a casa sin nada, saltar y abrazar a cada una de tus compañeras por ser cómplices victoriosas.
Valor, fuerza, ganas, energía.
¿Puedes? siempre se puede, y todo se logra peleando por ello, aunque se pierda mil y una veces, se ganan muchas otras más cosas.
Ana Díaz.
28 de Mayo de 2011.
Viene y va.
Me hace gracia. Echar el tiempo atrás, retroceder en él, visualizar todo cuanto se ha vivido. Ver el puzzle completo y montado, con cada pieza en su sitio, creyendo que cada una se conservaría en su lugar, pensando que ningún ser maligno vendría a desmontarlo y sobre todo, afirmar que eres una de esas piezas de ese puzzle, sin la cuál estaría incompleto.
Viajar en el pasado es fácil, sí, todo el mundo puede volver a recordar su niñez.
‘Por siempre y para siempre’, el camino, nos separa, nos machaca, nos pone obstáculos difíciles de pasar, pruebas inimaginables, acertijos, sí, incluso nos da tortas, para que visualicemos la realidad: un presente.
El puzzle, se va desarmando. Las piezas empiezan a coger vida, se endurecen y hacen daño a las demás, porque ese puzzle no puede estar construido como un edificio, no puede aguantar, tambalea y se derrumba. El juego, va tomando pausas. Lo que comenzó siendo un pasatiempo para montarlo, prosigue, convirtiéndose en una pelea por prevalecer y seguir formando parte de ese puzzle.
Todas las piezas no pueden ser perfectas. Ese puzzle, no estaba bien formado. Ahora chocan y discuten entre ellas. Se forma una batalla.
Ya no encajan, ya no son inseparables. Van expulsando. Ese puzzle es malo y nunca podrá permacer unido en un para siempre.
Volvería al colegio y armaría ese juego. Lo haría de nuevo, es más, haría varios, para que cada pieza expulsada, pudiese encontrar un lugar en otro puzzle.
Ahora, mi puzzle, ese puzzle que de pequeñita construí, ya no está. Le faltan piezas. Se perdieron y mi pieza, nunca se ha vuelto a encontrar, porque ese puzzle no era el sitio donde mi pieza encajaba. Ese puzzle ahora, no es un puzzle.
Es un resto que quedó de aquel juego que de pequeñas formamos.
Ahora las piezas están perdidas, y se quedó incompleto. Porque llegó la hora de vivir sin estar sujeta a nada en lo que se llama vida, mi gran batalla.
Ana Díaz.
Sábado, 11 de Septiembre de 2010.
miércoles, 7 de septiembre de 2011
Maneras de vivir.
martes, 6 de septiembre de 2011
Sin razón.
Quizá no sea perfecto y jamás hayas imaginado que podrías llegar a echarle de menos si no está, que le necesitas a cualquier hora.
Quizá no sea perfecto y nunca habrías creído que te encantaría hablarle y sonreír con cada una de sus tonterías en cualquier momento del día.
Quizá siga sin ser perfecto y cada vez le coges más cariño y no encuentres un por qué sonríes cuando ves su nombre y te recorre el cuerpo un cosquilleo con tan solo ver sus fotos. A veces incluso crees que estás loca porque no consigues sacarle un por qué, que no se soluciona ninguna de tus preguntas, porque todo es magia. Ríes sin razón si le ves y le buscas cuando no está.
Quizá sea muy imperfecto y no sea ese chico que imaginaste, ese chico con el que todas sueñan porque quizá te has dado cuenta que es simplemente todo lo que necesitas, porque has visto que quizá sea él de quien te estás enamorando sin querer, negándolo a ti misma porque quizá no sea perfecto, pero te encanta y es una realidad.
Porque es posible que no exista un quizá, sino un es.
Ana Díaz.
Martes, 5 de septiembre de 2011.
lunes, 15 de agosto de 2011
Días nuevos.
Echando una cabezada, dulces sueños de ilusiones falsas con un mundo mejor, risas y cosas felices que se esfuman en cuanto los párpados deciden abrirse de nuevo, y ves la realidad y entonces, no puedes huir porque permanecer en una habitación no resuelve tu circunstancia y tampoco hace bien a los demás, a un alrededor sin culpa que se preocupa por tu situación, salud y bienestar y es ahí, en ese preciso y pequeño instante en el que recapacitas, das un brinco y por fin dices, 'Hoy es un nuevo día, arriba' y sales comiéndote el mundo con un rostro brillante y por fin, lleno de vida, resolviendo más de un problema porque para algunas personas tu tristeza era su problema.
Salir a la calle feliz jodiendo el tiempo nublado con aires problemáticos, no hay algo mejor que sentir la brisa alegre ante cualquier temperatura o clima.
Lunes, 15 de Agosto de 2011.
viernes, 12 de agosto de 2011
Normalidad creciente.
A veces, en ocasiones, deseo huir a un lugar desconocido donde no haya nadie, otras gritaría en lo más profundo de una playa desierta porque nada es entendible. Salir de casa y creer que tengo vida, alegría y que camino feliz. Abrir las ventanas de la habitación tras ver salir el sol y dejar que la brisa de cualquier estación entre sin razón, porque tengo ganas de vivir la vida. Observar desde un punto filosófico y tomándome cada pequeño detalle de cualquier modo, como lo siento.
A veces, en ocasiones, da la sensación que pierdo el norte, que la cabeza está completamente ida y no hay razón, soy así y no hay más que hablar.
A veces, en ocaciones, me doy cuenta que crezco y que esa niña inquieta, miedosa, es consciente de algo, está creciendo y ahí, justo ahí, es cuando digo, esa niña soy yo.
Ana Díaz.
Viernes, 12 de Agosto de 2011.
martes, 12 de abril de 2011
Opción A, opción B
Era el momento esperado. Iba a conseguirlo, no me lo podía creer. Era todo tan… tan…
Ahí estaba yo, pero, ¿qué hace toda esa gente? ¿Me aplauden?
Llegó mi hora, escucho mi nombre, me aproximo al escenario, iba a cumplir mi sueño, iba a recibir el premio y ser…
¿Qué pasa? ¡Si todo era perfecto! De repente suena una alarma, la gente corre por todas partes…
Una luz blanca me nubla toda la vista, sin dejar que vea nada. ¿Qué está sucediendo?
¿Y esa voz? ¡Gritan mi nombre! No entiendo nada…
- ¡Javi!
Dios mío, no puede ser verdad…
+ Mamá cállate, que es lunes.
¡Bingo! Maldito despertador, maldita luz, ¿por qué existen?
¡Dejadme dormir que no hago daño a nadie! …
- ¡Javi! ¡Que llegas tarde!
+ Mamá, que son las siete de la mañana y un lunes. Otra vez a la rutina no por favor, ten compasión de tu hijo…
…
- ¡Javi! ¡Deja de dormir!
Llegó el momento tan esperado, ¡allá voy! ¿pie derecho o pie izquierdo primero? Un humor u otro…¡el que sea!
+ Querido armario, buenos días. Ayúdame, no veo qué ropa ponerme, más que nada porque no me lo permite mi enemigo el sueño…
- ¡Javi! Deja de hablar con el armario. ¡Vamos! Él no te va a salvar de ir a clase hoy…
No lo sé, pero en cuestión de unos minutos, sin saber cómo ni por qué, estoy en el colegio. De vuelta a clase, vuelta a la rutina…
¿A que a todos nos pasa igual?
Aunque parezca mentira…
Bueno me presento, soy Javi, me levanto con ese humor cada mañana, no hay quien me soporte. Comienzo el día regruñendo y siempre lo finalizo dando gracias con algo nuevo en mente…
Y es que…
Cuando al día a día se le llama rutina, deja de ser divertido y se convierte en algo aburrido, común y obligatorio.
Los días no tienen repetición. Es completamente imposible vivir dos veces lo mismo, con las mismas palabras, los mismos gestos, las mismas personas…
Por ello, cada día es una película nueva, pero con un avance, no se puede rebobinar.
Ana Díaz.
Viernes, 8 de Abril de 2011.
domingo, 3 de abril de 2011
Ausencia de planes.
Arte, belleza.
Soluciones.
martes, 1 de febrero de 2011
Unos minutos con él.
+ Abuelo, no ronques.
- Callate, sinvergüenza.
+ Abuelo, ¿irás a verme jugar mañana?
- ¿A verte perder como siempre?
+ Más o menos. Anda abuelo... Bueno, dame algo de comer.
- No, que luego me dejas sin comida para mi desayuno.
+ Siempre igual, ¡tú no cambias! Bah, voy a por el jamón...
- ¡Ana! Serás sinvergüenza...
+ Claro, si sabes que voy a coger lo que quiera. ¡Ah! ¿Sabes qué? ¡Hoy he hecho macarrones yo sola, para comer!
- ¿Tú? Así te habrán salido...
+ Ay Dios, ¡qué ánimos me das! El otro día hice un dibujo para un concurso, pero no creo que llegue a nada.
- Eres una cabezota. Si quieres, puedes. Con la mano que tú tienes...
+ Y la de gente que dibuja mejor que yo... ¡Ni hablar!
- Ay Señor, ¡a quién le habrás salido tú!
+ Pues no lo sé, ¡a saber! ¡Ah! Abuelo, tienes que recogerme de danza el próximo día.
- Pero mira que eres cansina.
+ Si, si, si. Siempre igual. 'Ana es una cansina y una sinvergüenza' pero si no te llamo un día ya reniegas. ¡Reguñón!
- ¿Yo? Sí claro.
+ Abuelo, sabes que sí.
- Bueno, ¿a qué hora?
+ ¿Ves? A las siete y media en la puerta el miércoles.
- Vaya una tía sinvergüenza.
Mírale, ahí está, en frente mía. Durmiendo. Tiene sus ojos cerrados, no puedo escuchar si aún ronca porque me separa un cristal grueso de él. Aunque, siento sus ronquidos, odiosos ronquidos.
+ Abuelo, ¿por qué roncas?
- ¡Callate follonera!
Pero, ¡dímelo ahora abuelo! No entiendo nada. Estás ahí, en frente de mí, como siempre.La gente se limita a llorar, ¿por qué abuelo? ¡Si tú estás hablando conmigo!
+ ¡Despierta ya! Que te pasas la vida durmiendo.
- Buff.. 'Joer con la tía de Dios... no se callará..'
+ Si, si. ¡Deja de roncar!
- Ana, ya no despertaré más.
Y de repente, algo recorrió mi cuerpo. Una sensación extraña se apoderó de mí. 'No puede ser!' Si le estoy viendo dormido.Aquí estaré. No me moveré.
+ ¿Abuelo?
- Estoy aquí.
+ ¿Abuelo? No te veo hablando.
- Normal. Ahora soy tu ángel.
+ ¿Mi ángel? Déjate las tonterías.
- Tú eres mi alegría, ¿crees que puedo dejar que se apague? Vas a ser mi imagen. Mi viva imagen.
+ Abuelo...
-Nunca dejes lo que te gusta. ¡Tía sinvergüenza! Voy contigo.
+ Abuelo...
- Ana, soy tú ahora.
+ Pues, bienvenido a mí abuelo.
No puedo. ¡Ahí está! Como cualquier otro día.Sus ojos cerrados y su cara al dormir, cautivado por un sueño profundo.Yo, tan solo me limito a mirarle fijamente desde la silla, allí al fondo de esa sala, donde todo son llantos.Le siento sentado en la silla de mi lado. Le siento cerca. ¿Dónde estás? No puede irse.Pasan las horas, y no consigo coger el sueño. Tan solo, le miro y le miro para dejar grabada su imagen para siempre.
- Ana, vete a dormir.
+ No me moveré de aquí. ¿No te das cuenta que no te veré más?
- No seas tonta. Vete a dormir.
+ Si. Ahora iré...
El sueño me sedujo. Caí rendida sobre esa silla, con él, al frente.Cuando desperté, le tuve cerca. Me acerqué a él.
+ Abuelo, no te vayas...
- No me iré. Anda déjame dormir.
+ ¡No ronques!
Le toqué. Su rostro era el mismo. Su expresión no había cambiado, se le veía reluciente, cómodo, dormido. Cautivado por un sueño. Solo que este sueño era distinto: no despertará.Estaba frío, congelado. Me fue indiferente todo. Le acaricié y le besé la cara.
+ Adiós abuelo.
- No me digas adiós sinvergüenza. Dime 'hasta mañana'.
+ ¿Por qué dices eso?
- Tienes un partido, ¿recuerdas?
+ Sí...
- Allí estaré. Anda cierra este trasto de caja, que me sienta más calentito y dile a tu abuela que no llore más. Yo os cuidaré desde cualquier lado.
+ Abuelo...
- Te quiero.
Un mes más tarde, gané el concurso de aquel dibujo. Mi abuelo aún seguía conmigo. Me comunicaba con él a través de un papel y un bolígrafo. Él me trajo la ilusión. Algo por lo que vivir, por lo que hoy soy feliz: La escritura y el dibujo. Son mi único refugio. El lugar donde le siento, donde me habla. Un lugar único al que recurro en cada ocasión. Un lugar donde me siento escuchada. Un lugar único en el que solo estamos él y yo.Mi ángel y yo. Mi abuelo y yo.
Le llevo dentro.
Martes, 1 de Febrero de 2011.
Ana Díaz.
lunes, 10 de enero de 2011
Un dificultad: una derrota voluntaria.
Todo comenzó ese día en el que entramos en ese juego. Un juego en el que dos eran los participantes. No había sitio para más.
Era un juego en el que prometimos no habría perdedores, los dos por igual. Y así lo hicimos. Aceptamos las normas, no sería fácil pasarlo, pero lucharíamos hasta el final.
Cada uno movía su propia ficha. Hasta que el dado marcó el número equivocado y una de las piezas cayó en esa trampa. Fue rápido. Un golpe seco y cayó rendida sobre el tablero.
De pronto, apareció un tabique entre las dos, el cual no podían pasar.
Al principio, la fuerza inundó las fichas hasta creer que derrumbarían esa muralla. Una no podía avanzar y continuar el juego sin la otra.
La nostalgia y el miedo atacó a una de ellas, de repente, sin más. La otra, infundía ánimos para que se hiciera invencible de nuevo, pero el desánimo y el pesimismo les derrumbó a las dos.
La muralla no se abría, por más que gritaran, no se escuchaban, cada vez era más gruesa, no podrían verse, no podían seguir, sus ganas fueron aniquiladas por el juego.
Los dos jugadores, podían participar si todo era fácil y sencillo, nadie les advirtió de lo que conllevaría aquello, aceptaron, prometiendo salir de ese juego juntos. Una simple trampa, les paralizó y finalmente, se volvieron débiles, cobardes, flojos y perdieron la partida.
Un simple juego, pudo con ellos.
GAME OVER.
Ana Díaz.
Lunes, 10 de Enero de 2011.