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lunes, 19 de diciembre de 2011

Caminando por la vida.

No se trata de algo sencillo el asumir una ausencia. Para nada es fácil, quizá sea como subir una cuesta que no tiene final, sentirte atrapada en un mundo irreal, en el que falta algo. Pisar la tierra por la que pasaste a su lado y decir, no está, no está, no está...¡que no está! Y aún así creer que es un sueño, un sueño convertido en pesadilla, del que deseas despertar. Agobios y más agobios porque no le encuentras. Pero no, nadie te ayuda a abrir los ojos. Pellizcos, jarras de agua tiradas a la cara, nada es suficiente porque es el mundo real, en el que unos se van y otros quedamos para continuar la lucha. Nuestra lucha para llegar arriba y ser felices. Eso es. Pero suena algo lejano el pensarlo. La vida se pasa rápido, todos vivimos con la incertidumbre de ¿qué pasará después? ¿y mis padres? ¿y mis hermanos? ¿y mi familia? ¿y mis amigos?... ¿Dónde quedan? Y te agobias. Se te hace un nudo y apartas todo pensamiento, dejándolo a parte. Acabará, pero nos espera algo bueno, grande, verdadero, donde estar todos, sin años, meses, semanas, días, horas, minutos, segundos, milésimas de segundo... Porque no hablaremos de vida por un tiempo, sino de eternidad, por y para siempre jamás. Y en ese instante, te das cuenta, que todo material permanecerá aquí y entonces, justo entonces, abres los ojos y dices 'soy feliz con lo que tengo. Una familia, y alguien por quien suspirar, respirar y vivir' y eso, solo eso, es lo que necesitas para continuar. Porque una crisis no te quita personas, sino que, te une a ellas, tu apoyo y tu razón de existencia. 'Lo que no mata, te hace más fuerte'. Ana Diaz. Lunes, 19 de Diciembre de 2011.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Sin razón.

Hoy, sí, hoy. Hoy es uno de esos días que hacen que revientes, estalles y digas, me rindo, no puedo más y necesitas que tan solo por esta vez, el optimismo no seas tú sino otras personas. Que por un solo instante sientas el calor que intentas darle cada día a los demás, vivirlo en primera persona. Destaparte la cara y decir, sí, no soy nada. Llorar si te da la gana y que te abracen fuerte diciendo ′tranquila, yo estoy aquí′. Pero sabes que no puedes ni debes hacerlo porque eres el gran apoyo de los que te rodean y si fallas tú, fallan ellos. Así que, no existe espacio para formar charcos de tristeza, tan solo limpiarte la cara y pintar mil colores sobre el fondo negro. Ana Díaz. Miércoles, 2 de noviembre de 2011.

Ilusión.

Una vez más, sueños. Palabra con diversos significado paralelos que desembocan en un ′quiero conseguirlos′. Estirar tu mano para alcanzarlos y de repente, abrir los ojos y notar cómo se esfuman, dejandote con el dulce sabor que tenían, bajandote de repente a la realidad para tratar de llegar a ellos en el mundo real sin saber un cómo, ni un por qué al igual que desconoces el cuándo y si ocurrá o no, pero da igual, lo quieres y corres tras ello sin que nadie te pueda parar hasta que te estrellas o lo consigues, siempre y cuando te hayas levantado en toda caída, aprendiendo en cada una para no volver a caer, alcanzando la meta con todo el aprendizaje hecho, valor, fuerza y ganas para vivirlo mucho tiempo. 'Luchar implica romper las normas para conseguir lo que se quiere'. Ana Díaz. Miércoles, 2 de Noviembre de 2011.

Suspiros de felicidad.

Volar sumergida en un sueño profundo es la mejor salida para poseer lo que quieres por instantes, que por pequeños que sean, te dejan rozar la felicidad... Ana Díaz. Sábado, 8 de Octubre de 2011.

martes, 13 de septiembre de 2011

Lucha diaria.


Se llama valor o no sé cómo se debe de nombrar.
Un sentimiento lleno de emoción. Dispuesta a darlo todo sobre unas botas de fútbol, echando a correr con ganas, manejando la pelota hacia la portería y alcanzando el gol de la victoria, celebrándolo abiertamente, gritando, saltando, siendo feliz y viviendo la mejor de mis aventuras: pasar una final.
Muerte súbita. No se sabe quién morirá, siempre en el intento, pues luchar hasta que se agoten los últimos minutos, segundos, décimas, centésimas, milésimas y ... ¿campeonas? o ¿daremos la mano con resignación?
Valor, pasión por aquello que amas.
Luchar hasta el final, nunca rendirte y fortalecerte con las derrotas y gritar en las victorias, reír ganando, llorar al ser derrotada, sacar una sonrisa tras saber que vuelves a casa sin nada, saltar y abrazar a cada una de tus compañeras por ser cómplices victoriosas.
Valor, fuerza, ganas, energía.

¿Puedes? siempre se puede, y todo se logra peleando por ello, aunque se pierda mil y una veces, se ganan muchas otras más cosas.

Ana Díaz.
28 de Mayo de 2011.

Viene y va.


Me hace gracia. Echar el tiempo atrás, retroceder en él, visualizar todo cuanto se ha vivido. Ver el puzzle completo y montado, con cada pieza en su sitio, creyendo que cada una se conservaría en su lugar, pensando que ningún ser maligno vendría a desmontarlo y sobre todo, afirmar que eres una de esas piezas de ese puzzle, sin la cuál estaría incompleto.
Viajar en el pasado es fácil, sí, todo el mundo puede volver a recordar su niñez.
‘Por siempre y para siempre’, el camino, nos separa, nos machaca, nos pone obstáculos difíciles de pasar, pruebas inimaginables, acertijos, sí, incluso nos da tortas, para que visualicemos la realidad: un presente.
El puzzle, se va desarmando. Las piezas empiezan a coger vida, se endurecen y hacen daño a las demás, porque ese puzzle no puede estar construido como un edificio, no puede aguantar, tambalea y se derrumba. El juego, va tomando pausas. Lo que comenzó siendo un pasatiempo para montarlo, prosigue, convirtiéndose en una pelea por prevalecer y seguir formando parte de ese puzzle.
Todas las piezas no pueden ser perfectas. Ese puzzle, no estaba bien formado. Ahora chocan y discuten entre ellas. Se forma una batalla.
Ya no encajan, ya no son inseparables. Van expulsando. Ese puzzle es malo y nunca podrá permacer unido en un para siempre.

Volvería al colegio y armaría ese juego. Lo haría de nuevo, es más, haría varios, para que cada pieza expulsada, pudiese encontrar un lugar en otro puzzle.

Ahora, mi puzzle, ese puzzle que de pequeñita construí, ya no está. Le faltan piezas. Se perdieron y mi pieza, nunca se ha vuelto a encontrar, porque ese puzzle no era el sitio donde mi pieza encajaba. Ese puzzle ahora, no es un puzzle.

Es un resto que quedó de aquel juego que de pequeñas formamos.

Ahora las piezas están perdidas, y se quedó incompleto. Porque llegó la hora de vivir sin estar sujeta a nada en lo que se llama vida, mi gran batalla.

Ana Díaz.
Sábado, 11 de Septiembre de 2010.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Maneras de vivir.


Lo más sencillo es tratar de ignorar, hacer como que nada importa. Pero nada es real. Tu mente da vueltas y siempre posees el mismo tema en la cabeza, ¿qué hacer? Y nunca hay una respuesta porque sabes que todo está en tus manos.

martes, 6 de septiembre de 2011

Sin razón.


Quizá no sea perfecto y jamás hayas imaginado que podrías llegar a echarle de menos si no está, que le necesitas a cualquier hora.
Quizá no sea perfecto y nunca habrías creído que te encantaría hablarle y sonreír con cada una de sus tonterías en cualquier momento del día.
Quizá siga sin ser perfecto y cada vez le coges más cariño y no encuentres un por qué sonríes cuando ves su nombre y te recorre el cuerpo un cosquilleo con tan solo ver sus fotos. A veces incluso crees que estás loca porque no consigues sacarle un por qué, que no se soluciona ninguna de tus preguntas, porque todo es magia. Ríes sin razón si le ves y le buscas cuando no está.
Quizá sea muy imperfecto y no sea ese chico que imaginaste, ese chico con el que todas sueñan porque quizá te has dado cuenta que es simplemente todo lo que necesitas, porque has visto que quizá sea él de quien te estás enamorando sin querer, negándolo a ti misma porque quizá no sea perfecto, pero te encanta y es una realidad.
Porque es posible que no exista un quizá, sino un es.



Ana Díaz.
Martes, 5 de septiembre de 2011.

lunes, 15 de agosto de 2011

Días nuevos.

Existen días en los que no quieres ni tan siquiera levantarte de la cama. No abrir los ojos crees que es el mejor método de olvidar cada problema que se antepone en tu vida.
Echando una cabezada, dulces sueños de ilusiones falsas con un mundo mejor, risas y cosas felices que se esfuman en cuanto los párpados deciden abrirse de nuevo, y ves la realidad y entonces, no puedes huir porque permanecer en una habitación no resuelve tu circunstancia y tampoco hace bien a los demás, a un alrededor sin culpa que se preocupa por tu situación, salud y bienestar y es ahí, en ese preciso y pequeño instante en el que recapacitas, das un brinco y por fin dices, 'Hoy es un nuevo día, arriba' y sales comiéndote el mundo con un rostro brillante y por fin, lleno de vida, resolviendo más de un problema porque para algunas personas tu tristeza era su problema.



Salir a la calle feliz jodiendo el tiempo nublado con aires problemáticos, no hay algo mejor que sentir la brisa alegre ante cualquier temperatura o clima.





Ana Díaz.
Lunes, 15 de Agosto de 2011.

viernes, 12 de agosto de 2011

Normalidad creciente.

A veces, en ocasiones, siento miedo por lo que pueda suceder. Se trata de una inquietud que no me deja continuar. Algo que me lleva a no sé qué. Un sentimiento extraño, una cosa que hace que sienta un cosquilleo dentro de mí, que la comida no pase hacia mi estómago. Sentir que puedo dar más de mí, que puedo llegar a ser mucho mejor, que valgo y que por fin soy alguien.

A veces, en ocasiones, deseo huir a un lugar desconocido donde no haya nadie, otras gritaría en lo más profundo de una playa desierta porque nada es entendible. Salir de casa y creer que tengo vida, alegría y que camino feliz. Abrir las ventanas de la habitación tras ver salir el sol y dejar que la brisa de cualquier estación entre sin razón, porque tengo ganas de vivir la vida. Observar desde un punto filosófico y tomándome cada pequeño detalle de cualquier modo, como lo siento.

A veces, en ocasiones, da la sensación que pierdo el norte, que la cabeza está completamente ida y no hay razón, soy así y no hay más que hablar.


A veces, en ocaciones, me doy cuenta que crezco y que esa niña inquieta, miedosa, es consciente de algo, está creciendo y ahí, justo ahí, es cuando digo, esa niña soy yo.

Ana Díaz.
Viernes, 12 de Agosto de 2011.

martes, 12 de abril de 2011

Opción A, opción B

Era el momento esperado. Iba a conseguirlo, no me lo podía creer. Era todo tan… tan…


Ahí estaba yo, pero, ¿qué hace toda esa gente? ¿Me aplauden?


Llegó mi hora, escucho mi nombre, me aproximo al escenario, iba a cumplir mi sueño, iba a recibir el premio y ser…


¿Qué pasa? ¡Si todo era perfecto! De repente suena una alarma, la gente corre por todas partes…


Una luz blanca me nubla toda la vista, sin dejar que vea nada. ¿Qué está sucediendo?


¿Y esa voz? ¡Gritan mi nombre! No entiendo nada…


- ¡Javi!


Dios mío, no puede ser verdad…


+ Mamá cállate, que es lunes.


¡Bingo! Maldito despertador, maldita luz, ¿por qué existen?


¡Dejadme dormir que no hago daño a nadie! …


- ¡Javi! ¡Que llegas tarde!


+ Mamá, que son las siete de la mañana y un lunes. Otra vez a la rutina no por favor, ten compasión de tu hijo…



- ¡Javi! ¡Deja de dormir!


Llegó el momento tan esperado, ¡allá voy! ¿pie derecho o pie izquierdo primero? Un humor u otro…¡el que sea!


+ Querido armario, buenos días. Ayúdame, no veo qué ropa ponerme, más que nada porque no me lo permite mi enemigo el sueño…


- ¡Javi! Deja de hablar con el armario. ¡Vamos! Él no te va a salvar de ir a clase hoy…


No lo sé, pero en cuestión de unos minutos, sin saber cómo ni por qué, estoy en el colegio. De vuelta a clase, vuelta a la rutina…


¿A que a todos nos pasa igual?


Aunque parezca mentira…


Bueno me presento, soy Javi, me levanto con ese humor cada mañana, no hay quien me soporte. Comienzo el día regruñendo y siempre lo finalizo dando gracias con algo nuevo en mente…


Y es que…


Cuando al día a día se le llama rutina, deja de ser divertido y se convierte en algo aburrido, común y obligatorio.


Los días no tienen repetición. Es completamente imposible vivir dos veces lo mismo, con las mismas palabras, los mismos gestos, las mismas personas…


Por ello, cada día es una película nueva, pero con un avance, no se puede rebobinar.



Ana Díaz.


Viernes, 8 de Abril de 2011.

domingo, 3 de abril de 2011

Ausencia de planes.


Disculpa, pero aquello de escribir nunca fue conmigo. No soy muy bueno expresándome por escrito. Me resulta tonto, demasiado complicado.

Ya no puedo dejar más días en el olvido la redacción de lengua. Suena sencillo: una historia breve, tema libre.

¿Alguien me explica cómo hacerlo?

Yo no soy como esos poetas que llenaban hojas y hojas con estrofas unidas por una rima asonante o consonante. No soy ni siquiera capaz de llenar un folio por una cara.


Mientras iba retándome y peleándome con mi mente, en una batalla que no llegaba a nada, vi al fondo, en una esquina de la mesa, el papel, en blanco. ¡Es hora de empezar! ¿Sobre qué? Podría contar mi vida, pero a nadie le importaría, es más, llegaría a aburrir a cualquiera. Podría sorprender a mi profesora con una de esas historias fantásticas que a veces no tienen fuste alguno. O incluso podría… ¿qué podría? Nada, sin ideas.


Pérdida de tiempo pararme a pensar, así que improvisaré.


‘’ Un, dos, tres. Tomé aire y sonó en mi cabeza la campana de << Preparados, listos… Ya >> o como se suele decir ‘se me encendió la bombilla’.

Un, dos, tres, llegó la hora… ‘Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz…’. Sí, es mi cumpleaños. Hoy hace dieciocho años que nací y sigo como si nada.

Una persona irresponsable, egoísta, popular y bueno, bastante guapo, no es por vacilar pero… ‘¡Eres una persona a la que no le importa nada, vas a tu bola siempre!’, ‘¡Tienes que cambiar!’ ‘¡¿Siete suspensas?! ¿Pero tú a qué te dedicas?’ ‘¿Acaso has aprobado alguna? ¡Si has suspendido hasta el recreo!’ Toda una vida así, viviendo en una indiferencia total. ¿Qué mas dará? Si mis notas no llegan a nada. A mí me basta con poder disfrutar de ellas: las mujeres. Yo y mis encantos hacemos que caigan rendidas con un simple ‘¡qué guapa eres!’, ‘Pero si yo he cambiado por ti…’, ‘Te quiero’. Es sencillo. Unas palabras tontas en el momento oportuno y todo es pan comido. Tengo dieciocho años y estoy en el instituto.

Odio trabajar y no quiero estudiar.

Mi vida se presenta… No lo sé, no quiero planteármelo, ¡Hay que vivirla!’’


Llevaba razón. Ahora me siento peor de lo que imaginaba. ¿Quién soy? ¿qué hago con mi vida? No estudio, no trabajo, vivo con mis padres, ¿algún plan de futuro? Soy un don nadie como cualquier otro, con ganas de comerse el mundo sin ni siquiera haberse planteado la receta de esa comida.



Ana Díaz.

Sábado, 3 de Abril de 2011.

Arte, belleza.


Unas zapatillas negras, parecidas a las de ballet, unas mayas de color negro y cualquier tipo de camiseta. Era lo único que necesitaba. Su melena rubia, atrapada en una coleta a modo de moño mal hecho, rápido. Eso es todo, no había más. Ella entre cuarenta niñas, la única que reflejaba una palabra: baile, belleza. Cada día la contemplo desde una fila hacia delante. Continuamente la miro, conmovida por cada paso, que lo lleva a rozar la perfección al coordinar sus brazos, sus pies y el sentimiento que cada coreografía requiere. Nada la cansa, mientras la música continúe. Verla a ella, te lleva a identificarte con cada movimiento, introducirte en el mundo de esa melodía. No es necesario comprender la danza, da igual, tan solo mírala a los ojos y la expresión de ellos, son muestra de lo que está viviendo: pasión. En el instante en el que se mete en esa música, se transforma. Sabe sacar cada una de sus preocupaciones o alegrías a través de ella. Nada la guía a sentarse, lo intenta y reintenta de nuevo, hasta hacer de esos pasos, algo suyo, con un toque único, distinto, que nadie sería capaz de imitar. Ella, la reina de ese gimnasio al que cada día acudo. Ella, mi ejemplo de belleza, esfuerzo, ánimo y la luz que me incita a sentir amor por la danza, el baile. Reír, en ocasiones, llorar tras sentir y llegar a la perfección de cada movimiento.


‘Unas zapatillas negras, parecidas a las de ballet, unas mayas de color negro, cualquier tipo de camiseta y una melena atrapada en una coleta a modo de moño: Arte, belleza’.


Ana Díaz.

Sábado, 3 de Abril de 2011.

Soluciones.

Tenía ganas de gritar, chillar hasta quedarse sin voz. Sentía necesidad de aislarse, arrinconarse en una esquina y no moverse de ahí, permanecer quieta por el resto de sus días, derrochar lágrimas y lágrimas tras notar su impotencia ante la vida. Pero ella sabía que no hacía bien. ¿Quién le soluciona sus problemas? O ¿cómo le planta cara al sufrimiento? Un examen no tiene respuestas si no has estudiado, es un folio con pruebas pero sin solucionario, el único que posee los conocimientos para rellenarlo es uno mismo, así como una persona no cumple su sueño si no hace lo posible para alcanzarlo, Rafa Nadal no sería campeón del mundo si no le dedicaba tiempo, fuerza, ganas a su deporte. - ¿Me podrías ayudar a levantarme? + Claro, busquemos soluciones. - Gracias. + No las des, cumplo con mi deber, ser tu amigo. 'La peor pesadilla del problema se llama sonrisa'. Ana Díaz. Miércoles, 30 de Marzo de 2011.

martes, 1 de febrero de 2011

Unos minutos con él.

No lo sé. No me preguntes el por qué entré y comencé a hablarle como un día cualquiera. Allí estaba. Sentado. Durmiendo.

+ Abuelo, no ronques.
- Callate, sinvergüenza.
+ Abuelo, ¿irás a verme jugar mañana?
- ¿A verte perder como siempre?
+ Más o menos. Anda abuelo... Bueno, dame algo de comer.
- No, que luego me dejas sin comida para mi desayuno.
+ Siempre igual, ¡tú no cambias! Bah, voy a por el jamón...
- ¡Ana! Serás sinvergüenza...
+ Claro, si sabes que voy a coger lo que quiera. ¡Ah! ¿Sabes qué? ¡Hoy he hecho macarrones yo sola, para comer!
- ¿Tú? Así te habrán salido...
+ Ay Dios, ¡qué ánimos me das! El otro día hice un dibujo para un concurso, pero no creo que llegue a nada.
- Eres una cabezota. Si quieres, puedes. Con la mano que tú tienes...
+ Y la de gente que dibuja mejor que yo... ¡Ni hablar!
- Ay Señor, ¡a quién le habrás salido tú!
+ Pues no lo sé, ¡a saber! ¡Ah! Abuelo, tienes que recogerme de danza el próximo día.
- Pero mira que eres cansina.
+ Si, si, si. Siempre igual. 'Ana es una cansina y una sinvergüenza' pero si no te llamo un día ya reniegas. ¡Reguñón!
- ¿Yo? Sí claro.
+ Abuelo, sabes que sí.
- Bueno, ¿a qué hora?
+ ¿Ves? A las siete y media en la puerta el miércoles.
- Vaya una tía sinvergüenza.

Mírale, ahí está, en frente mía. Durmiendo. Tiene sus ojos cerrados, no puedo escuchar si aún ronca porque me separa un cristal grueso de él. Aunque, siento sus ronquidos, odiosos ronquidos.

+ Abuelo, ¿por qué roncas?
- ¡Callate follonera!

Pero, ¡dímelo ahora abuelo! No entiendo nada. Estás ahí, en frente de mí, como siempre.La gente se limita a llorar, ¿por qué abuelo? ¡Si tú estás hablando conmigo!

+ ¡Despierta ya! Que te pasas la vida durmiendo.
- Buff.. 'Joer con la tía de Dios... no se callará..'
+ Si, si. ¡Deja de roncar!
- Ana, ya no despertaré más.

Y de repente, algo recorrió mi cuerpo. Una sensación extraña se apoderó de mí. 'No puede ser!' Si le estoy viendo dormido.Aquí estaré. No me moveré.

+ ¿Abuelo?
- Estoy aquí.
+ ¿Abuelo? No te veo hablando.
- Normal. Ahora soy tu ángel.
+ ¿Mi ángel? Déjate las tonterías.
- Tú eres mi alegría, ¿crees que puedo dejar que se apague? Vas a ser mi imagen. Mi viva imagen.
+ Abuelo...
-Nunca dejes lo que te gusta. ¡Tía sinvergüenza! Voy contigo.
+ Abuelo...
- Ana, soy tú ahora.
+ Pues, bienvenido a mí abuelo.

No puedo. ¡Ahí está! Como cualquier otro día.Sus ojos cerrados y su cara al dormir, cautivado por un sueño profundo.Yo, tan solo me limito a mirarle fijamente desde la silla, allí al fondo de esa sala, donde todo son llantos.Le siento sentado en la silla de mi lado. Le siento cerca. ¿Dónde estás? No puede irse.Pasan las horas, y no consigo coger el sueño. Tan solo, le miro y le miro para dejar grabada su imagen para siempre.

- Ana, vete a dormir.
+ No me moveré de aquí. ¿No te das cuenta que no te veré más?
- No seas tonta. Vete a dormir.
+ Si. Ahora iré...

El sueño me sedujo. Caí rendida sobre esa silla, con él, al frente.Cuando desperté, le tuve cerca. Me acerqué a él.

+ Abuelo, no te vayas...
- No me iré. Anda déjame dormir.
+ ¡No ronques!

Le toqué. Su rostro era el mismo. Su expresión no había cambiado, se le veía reluciente, cómodo, dormido. Cautivado por un sueño. Solo que este sueño era distinto: no despertará.Estaba frío, congelado. Me fue indiferente todo. Le acaricié y le besé la cara.

+ Adiós abuelo.
- No me digas adiós sinvergüenza. Dime 'hasta mañana'.
+ ¿Por qué dices eso?
- Tienes un partido, ¿recuerdas?
+ Sí...
- Allí estaré. Anda cierra este trasto de caja, que me sienta más calentito y dile a tu abuela que no llore más. Yo os cuidaré desde cualquier lado.
+ Abuelo...
- Te quiero.

Un mes más tarde, gané el concurso de aquel dibujo. Mi abuelo aún seguía conmigo. Me comunicaba con él a través de un papel y un bolígrafo. Él me trajo la ilusión. Algo por lo que vivir, por lo que hoy soy feliz: La escritura y el dibujo. Son mi único refugio. El lugar donde le siento, donde me habla. Un lugar único al que recurro en cada ocasión. Un lugar donde me siento escuchada. Un lugar único en el que solo estamos él y yo.Mi ángel y yo. Mi abuelo y yo.

Le llevo dentro.

Martes, 1 de Febrero de 2011.
Ana Díaz.

lunes, 10 de enero de 2011

Un dificultad: una derrota voluntaria.


Todo comenzó ese día en el que entramos en ese juego. Un juego en el que dos eran los participantes. No había sitio para más.


Era un juego en el que prometimos no habría perdedores, los dos por igual. Y así lo hicimos. Aceptamos las normas, no sería fácil pasarlo, pero lucharíamos hasta el final.


Cada uno movía su propia ficha. Hasta que el dado marcó el número equivocado y una de las piezas cayó en esa trampa. Fue rápido. Un golpe seco y cayó rendida sobre el tablero.


De pronto, apareció un tabique entre las dos, el cual no podían pasar.


Al principio, la fuerza inundó las fichas hasta creer que derrumbarían esa muralla. Una no podía avanzar y continuar el juego sin la otra.


La nostalgia y el miedo atacó a una de ellas, de repente, sin más. La otra, infundía ánimos para que se hiciera invencible de nuevo, pero el desánimo y el pesimismo les derrumbó a las dos.


La muralla no se abría, por más que gritaran, no se escuchaban, cada vez era más gruesa, no podrían verse, no podían seguir, sus ganas fueron aniquiladas por el juego.


Los dos jugadores, podían participar si todo era fácil y sencillo, nadie les advirtió de lo que conllevaría aquello, aceptaron, prometiendo salir de ese juego juntos. Una simple trampa, les paralizó y finalmente, se volvieron débiles, cobardes, flojos y perdieron la partida.


Un simple juego, pudo con ellos.


GAME OVER.

Ana Díaz.

Lunes, 10 de Enero de 2011.