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lunes, 15 de agosto de 2011

Días nuevos.

Existen días en los que no quieres ni tan siquiera levantarte de la cama. No abrir los ojos crees que es el mejor método de olvidar cada problema que se antepone en tu vida.
Echando una cabezada, dulces sueños de ilusiones falsas con un mundo mejor, risas y cosas felices que se esfuman en cuanto los párpados deciden abrirse de nuevo, y ves la realidad y entonces, no puedes huir porque permanecer en una habitación no resuelve tu circunstancia y tampoco hace bien a los demás, a un alrededor sin culpa que se preocupa por tu situación, salud y bienestar y es ahí, en ese preciso y pequeño instante en el que recapacitas, das un brinco y por fin dices, 'Hoy es un nuevo día, arriba' y sales comiéndote el mundo con un rostro brillante y por fin, lleno de vida, resolviendo más de un problema porque para algunas personas tu tristeza era su problema.



Salir a la calle feliz jodiendo el tiempo nublado con aires problemáticos, no hay algo mejor que sentir la brisa alegre ante cualquier temperatura o clima.





Ana Díaz.
Lunes, 15 de Agosto de 2011.

viernes, 12 de agosto de 2011

Normalidad creciente.

A veces, en ocasiones, siento miedo por lo que pueda suceder. Se trata de una inquietud que no me deja continuar. Algo que me lleva a no sé qué. Un sentimiento extraño, una cosa que hace que sienta un cosquilleo dentro de mí, que la comida no pase hacia mi estómago. Sentir que puedo dar más de mí, que puedo llegar a ser mucho mejor, que valgo y que por fin soy alguien.

A veces, en ocasiones, deseo huir a un lugar desconocido donde no haya nadie, otras gritaría en lo más profundo de una playa desierta porque nada es entendible. Salir de casa y creer que tengo vida, alegría y que camino feliz. Abrir las ventanas de la habitación tras ver salir el sol y dejar que la brisa de cualquier estación entre sin razón, porque tengo ganas de vivir la vida. Observar desde un punto filosófico y tomándome cada pequeño detalle de cualquier modo, como lo siento.

A veces, en ocasiones, da la sensación que pierdo el norte, que la cabeza está completamente ida y no hay razón, soy así y no hay más que hablar.


A veces, en ocaciones, me doy cuenta que crezco y que esa niña inquieta, miedosa, es consciente de algo, está creciendo y ahí, justo ahí, es cuando digo, esa niña soy yo.

Ana Díaz.
Viernes, 12 de Agosto de 2011.