Seguidores

domingo, 12 de agosto de 2012

Rutina cambiante.


Un día te levantas con ganas de gritar al mundo lo feliz que eres y hacerle partícipe de esa emoción contenida, deseada y esperada. Otro día prefieres bajar la cabeza, desviando la mirada, como si la vida no tratase contigo o directamente, no quieras levantar decidiendo con ello, dar lugar a otro día que quizá sea mejor.


Un día, crees que es una buena opción el simple hecho de poder abrir los ojos y tener la dicha de contar con una rutina que te mantiene ocupado, que otros no pueden decir lo mismo. Otro día, es posible que sea el cansancio el que te venza y te quite en ánimo para levantar.



Un día, la desgracia es lo que no te permite vivir. Otro día, inevitablemente necesites ver el alrededor y digas hola al mundo de un modo nuevo. Un día, la bebida es tu salida y el otro, la resaca te mate.



Un día, buscar una salida para desconectar porque el agobio llama a tu puerta a casa instante. Otro día, sin querer, inconscientemente, decides vivir y ver los días como algo irrepetible, de un modo optimista, por difícil que suene. Y sí, ese día, ha llegado porque un día, y otro día y otro, hacen toda una vida en la que el reto es común, sobrevivir, vivir, soñar, despertar y como no, valorar y reconocer los suspiros de felicidad instantánea, momentánea, que te da, que por mínimos que sean, existen y te hacen ver que detrás de lo negativo, tiene cabida lo que hoy te hace ser quien y como eres, regalándote lo que hoy llamamos, vida.





Ana Díaz.


Sábado, 11 de Agosto de 2012.


Nuevo día.


Está amaneciendo cómo un día cualquiera. Miércoles a las seis y media de la mañana bajo la brisa del aire que da vida a la ciudad de fondo, escuchas el golpe de las olas chocando contra rocas abriendo de modo inmediato tu mente para preguntarte a ti mismo un ¿qué hago aquí? sin respuesta alguna sabiendo qué te hallas por encontrar algo qué te haga sacar lo de dentro sin miedo a ser escuchado, gritándole al pensamiento y debatiendo en tu interior el por qué de cada una de las cosas qué ocurren en tu vida. Salir nuevo es lo único qué deseas mientras las gaviotas te gritan para demostrarte qué no existe soledad.



Ana Díaz.
Miércoles, 11 de Julio de 2012