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sábado, 12 de diciembre de 2015

Some days.

Sí, esa es la palabra. Sí, puede que no tenga nada en mi cabeza que me haga escribir. Puede que sí, que ahora mismo me encuentre en ese punto en el que mientras escribo trate de que se me encienda la bombilla de la cabeza y se pose ante mí una maravillosa idea para debatir. Pero no, no llega nada porque exactamente, hay días en los que simplemente tienes ganas de llorar, no levantarte de la silla en la que te encuentras haciendo trabajos, o quizás seas capaz de ir a hacer la compra por aquello de ver la luz del día.

Sí, existen esos días, porque hasta el más fuerte los tiene y es normal, eso no te hace ser más débil o peor, simplemente te hace ser lo que eres, un ser humano. Y eso, justamente es lo que te diferencia del resto de cosas.

Porque si el sol sale, a veces, es bueno dejarle un rato solo para que medite mientras nosotros nos ausentamos de él. Porque como dice aquella frase: 'Para estar bien primero hay que estar mal', si no nunca apreciaríamos las cosas buenas que nos regala la vida.

Ana Díaz.
Sábado, 12 de Diciembre de 2015.

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Llámame antigua

¿Cómo puede ser posible? Me pregunté a mí misma mientras veía a dos ancianos agarrándose fuerte de la mano el uno al otro para poder salir del metro. Él con su bastón y ella tan mayor caminando lentamente sin soltarse de la mano bajo el frío de la Gran Vía de Madrid. 

Hoy, sin embargo, miras a un lado y a otro y tan solo ves parejas que seguramente en poco tiempo, dejen de ser lo que son para convertirse en auténticos desconocidos. ¿La razón? Puede que 'lo siento, me he cansado de estar contigo' o quizá un, 'me he agobiado', aunque te pueden sorprender, 'creo que no eres tú, soy yo el problema'. Pero al fin y al cabo excusas, puede que sea una infidelidad escondida o simplemente que el amor acabó sin más, porque sí, hoy día el amor se gasta como una vela cuando quieres apagarla porque no tienes ganas de continuar teniéndola encendida.

Hoy no hay paciencia, no queda fuerza ni ganas para continuar con algo que es costoso, que no es fácil y que necesita de tu tiempo. La rutina entra y todo finaliza porque somos pájaros con alas que nos hacen volar de un nido a otro, dejando corazones al aire, rotos, heridos. 

Hoy el amor duele pero...¡espera! ¡qué cosas tengo! ¿hay amor? Porque si lo hay, puede que  no se le de la importancia que tiene. Somos capaces de tener varias personas en el corazón y una relación abierta. Hoy el hecho de dar un beso o llevarte a la cama no significa que te una o te ate algo, porque 'no somos nada serio'. Hoy nada te retiene a alguien y no hay tiempo de calentamientos de cabeza porque ser novios es una palabra demasiado fuerte y grande. El compromiso nos aleja y preferimos tener cariño esporádico, que es lo que hoy 'mola'.

Así que sigamos la nueva tendencia, ¿no?, que los novios están pasados de moda.

Aunque bueno, a mi mejor: ¡Llámame antigua!




Ana Díaz.
Miércoles, 2 de Diciembre de 2015.

martes, 1 de diciembre de 2015

Bag.

Hace poco me paré a pensar sobre qué es lo que realmente nos hace merecer la pena. Muchas veces  nos gustaría coger un típex y borrar cada parte de nuestra vida que no nos gusta. Borrar los errores y subrayar las victorias para que todo aquel que pase por nuestra vida, vea lo perfectos que somos. Que cuando llegue a nuestra vida se encuentre con un mundo intacto donde todo está bien y no existe la palabra error.

Pensándolo bien, si cada uno se pusiera a desechar todo lo que no quiere que se vea de su persona, nos faltarían fábricas de gomas, porque seguramente no daríamos a basto para quitar cosas y perfeccionar nuestros pasados y descargar nuestra mochila repleta de derrotas.

Pero mientras meditaba, pensaba que si quitásemos todo lo que no nos gusta, ¿qué haríamos?, o mejor dicho, ¿qué quedaría de nosotros mismos?, ¿dónde estaría nuestra esencia? Seríamos personas creadas en serie, sin ningún tipo de imperfección, sin capacidad de reacción, sin sentimiento, sin 'chicha' como aquel que dice. 

Puede que entonces, sea necesario que cada uno cargue con su macuto repleto de bártulos buenos y malos, con nuestros errores y victorias. Porque no somos una fabricación en serie, somos seres individuales, diferentes y únicos. 

Y es cierto, somos lo que hemos vivido, si no, dime, ¿qué es lo que te hace especial si no es tu mochila?


Ana Díaz
Martes, 2 de Diciembre de 2015.

sábado, 28 de noviembre de 2015

Porque sí.

¿Por qué? A ver, dime un por qué. ¿Por qué cuando tenemos un problema nos parece un mundo? ¿Por qué de un granito de arena hacemos una montaña gigantesca que no se puede derrumbar? ¿Por qué cuando no sabemos por dónde salir, nos venimos abajo y tiramos por tierra todo lo que habíamos conseguido? A ver, ven y cuéntame por qué. Dime, ¿por qué cuando queremos hacer algo de verdad, ese algo siempre nos frena? ¡Explícamelo porque no lo entiendo!

¿Por qué este maldito mundo ha de estar cargado de inseguridades que no nos dejan caminar sin miedo a lo que pueda suceder? ¿Por qué no nos podemos tirar a la piscina sin necesidad de asomarnos primero para saber con seguridad si esta llena o vacía? ¿Por qué? Si el tortazo ya nos lo llevaremos después, o puede que ni tan siquiera lleguemos a toparnos, sino que ganemos la batalla.

¿Por qué no tenemos el valor que había antes para hacer las cosas que nos tocan? Pero, ¡EXPLÍCAME POR QUÉ, POR FAVOR! ¿Dónde quedó todo aquel valor, las agallas, la fortaleza y la armadura de acero inoxidable que era imposible de destruir por muchos golpes que le dieras? ¿Por qué no luchamos ya por lo que queremos? ¿Por qué no tenemos decisión ya? ¿Por qué ya no le damos valor a nuestra palabra, nuestra mente, nuestro pensamiento, nuestro criterio, nuestra opinión, nuestra idea? ¿Por qué nos infravaloramos y necesitamos una segunda visión de todo? ¿Por qué nos frenamos? ¿Por qué sentimos miedo? ¿Por qué? Dime por qué...


Y el por qué se quedó sin respuesta y salió ella, VALENTÍA.


'Pregúntate si lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana' porque 'si puedes soñarlo, puedes lograrlo' eso dijo Walt Disney y yo, al menos, me lo creí.




              Ana Díaz.
Sábado, 28 de Noviembre de 2015.

jueves, 26 de noviembre de 2015

Miedo.



Miedo es aquel que te aterra, te sofoca y te hace huir, ser cobarde. 

Miedo es aquel que te crea una barrera infranqueable para no sentirlo, para no tener dolor pero no te hace inmune a nada. 

Miedo es aquel que no dejamos pasar porque nos da miedo tener miedo. 

Miedo es aquel que te de agota y te ciega hasta que pierdes lo que más quieres.

Miedo es aquel que te nubla, bloquea y martiriza. 

Miedo es aquel que hace que seamos humanos. Porque sin miedo, ¿quién viviría? 

Miedo es aquel que nos hace sentir de verdad, tener valor y saber por lo que tenemos y queremos luchar. Aquel que te mata y a la vez te revive y te regala los mejores momentos de tu vida. Porque si no es él, ¿quién te hace sentir si se ausenta? Sin miedo no caminamos ni tomamos decisiones. 



Miedo es poder y poder es tomar decisiones de por lo que realmente vale la pena para luchar. 



                                                                                                                                             Ana Díaz
                                                                                                                              Martes, 20 de Octubre de 2015.

miércoles, 25 de noviembre de 2015

Maldito mundo de locos.



  El mundo está lleno de gente insensata que tan sólo piensa en qué es lo mejor para su cuerpo. El interior no importa mientras haya un cuerpo que te hace disfrutar. Vivimos en una sociedad donde todo se basa en quién es más guapo para llevarse a la cama a más tías. Hablamos de machismo, pero las mujeres hacen exactamente lo mismo, hacen uso de ellos como si de un pañuelo de usar y tirar se tratase. Cuando necesitas sentirte querida y dejas esa vida deslocada, te das cuenta de que no hay marcha atrás y que ahora todos te miran por lo que has sido, una persona que no se quería.



Hoy quedamos para comer con el conjunto de braguitas puesto, preparada para el postre. Hoy somos dos animales desenfrenados dejándose llevar por el instinto humano. Hoy nada nos diferencia de los animales, antes la cadena decía que el ser humano es racional y eso es lo que le diferencia de los demás seres vivos, que nace, crece y se reproduce pero si la razón no existe, crecemos pero no queremos ni tan siquiera reproducirnos, porque somos cobardes. Valientes para tumbarnos en una cama y hacer locuras, pero ruines para frenar la vida. 

Hoy salimos para disfrutar y tener placer pero cuando buscamos algo serio, no queremos nada que tenga que ver con esa locura, queremos alguien limpio y que no haya sido tocado por nadie. Hoy no existe la dignidad. Hoy da igual que alguien te vea como nuestra madre nos trajo al mundo. Nada tiene importancia y cada rincón de nuestro cuerpo es palpable, no existe nada que nos haga ser únicos y diferentes. Nadie se asusta por nada y si no hay sexo, no hay relación. Si te planteas una relación basada en el cariño y el respeto, sin nada más, ¿qué nos queda? Entonces te das cuenta de que el amor no existe hoy día si no hay sexo. El sexo es amor y sexo es lo que se tiene con todo el mundo sin ningún tipo de pudor.

¿Dónde queda todo? ¿Dónde queda aquel mirarse a los ojos, agarrarse fuerte de la mano, mirarle mientras duerme, acariciarle hasta que se descansa, besos sin calentones…? ¿Dónde queda el amar? ¿Dónde queda tomar un café mirándose a los ojos y una cena con un jersey de cuello vuelto? ¿Dónde queda el vestir para que te miren a la cara? ¿Dónde queda el querer ser una mujer y hombre como se debe? ¿Dónde queda la dignidad como mujer y como hombre? Todo da igual y se rebaja a sentir placer, un placer que al fin y al cabo es, sentirnos queridos, tener cariño. Un cariño falso. El sexo, señores, es aquello que hace que salga todo el amor que se siente en una pareja, porque si damos todo a todos, hasta a un cualquiera, ¿qué le podemos dar a alguien que queremos? PURO PLACER.

Cuando hablamos de hacer el amor como tal, tenemos una reacción en contra de la religión. Pero nadie se ha planteado que quizá todos deberíamos pararnos a pensar qué es mejor para uno mismo, en vez de excusarnos para seguir nuestra vida y salir por las discotecas a cazar hembras en celo y machos desatados. 



Ana Díaz.
Martes, 10 de Noviembre de 2015.

lunes, 23 de noviembre de 2015

A TI.



Te escribo para decirte que me he cansado de sentirme tonta buscando tu nombre en cada lugar, en cada sonido y en cada gesto. Te escribo para decirte que me he cansado de que toda canción que escuche me recuerde a ti como si el que escribió la canción se haya acordado de nosotros mientras la llevaba a cabo. Te escribo además para decirte que me he cansado de buscarte y no encontrarte, de mirar una y otra vez el móvil creyendo que me escribirás.

Te escribo para decirte que me he cansado de esperarte creyendo que volverás diciéndome aquel 'movería cielo y tierra para estar contigo'. Te escribo para decirte que los días sin saber de ti, son como pesadillas sin fin. Te escribo para decirte que me he cansado de necesitar que me calles con un beso, que me abraces para protegerme, que me acaricies para dormir, que me muerdas cuando te piques, que me pellizques jugando, e incluso hasta que me eches la bronca y te enfades conmigo por despertarte cada mañana. 

Te escribo para decirte que me he cansado de tratar de hacerme a la idea y simular que todo está bien, cuando no lo está. Te escribo también para decirte que me he cansado de tener mi toalla colgada y que no se caiga, que el verde es color esperanza y siempre fue mi favorito contigo. Te escribo para decirte que me he cansado de soñar, de levantarme agobiada con una pesadilla o despertarme feliz porque en el sueño, volviste. Te escribo para decirte que una vez aprendí que querer era poder y que culpable no es uno solo, sino dos. Te escribo para decirte que me he cansado de gritar en silencio un te quiero que ni tan siquiera te llega. Te escribo para decirte que me he cansado de echarte de menos cada mañana, cada tarde, cada noche, y que es demasiado complicado caminar sabiendo que ya no estás.

Te escribo y aprovecho para decirte que me he cansado de extrañarte pero jamás de quererte como te quiero y de amarte como te amo. Y creo que ese privilegio, no lo tuvo nunca jamás nadie más que tú.

Te escribo a ti, y además tengo la osadía de preguntarte:
¿Por qué no dejamos el pasado, vivimos el presente y formamos un futuro?


Ana Díaz.
Lunes, 23 de Noviembre de 2015.


miércoles, 18 de noviembre de 2015

END.


Cuando estás ciega eres terca, tozuda y sin querer ver la realidad que se muestra ante ti.

Cuando escuchabas un te quiero de su boca, el mundo se levantaba de repente y con eso bastaba. Cuando notabas sus labios en tu mejilla, sentías su cariño y sus ganas infinitas de protegerte. Cuando agarraba tu mano, tenías la certeza de que no la soltaría nunca. Cuando decía te amo, se te nublaba toda realidad...

Cuando dijo fin, todo cayó en picado, aquel mundo, en el que solamente tú eras la mujer de su vida, dejó de girar y miles de preguntas te llegaban de repente. Pero solamente las tuyas tenían respuesta, porque tu lucha no había acabado, tu esperanza continuaba y la toalla seguía colgada mientras todas sus herramientas y utensilios de guerra estaban tirados por el suelo, desordenados y sin sentido y fue entonces, justo ahí, cuando comenzaste a ver de nuevo, la vista volvió a su lugar y la realidad se postró ante ti.

Porque sí, luchar es solamente algo que quedó para los valientes. 

La seguridad y la mente clara, es tan solo cosa de unos pocos privilegiados.

Ana Díaz.
Miércoles, 18 de Noviembre de 2015.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Juguemos a soñar.


Juguemos a soñar que no pasa nada. 

Juguemos a soñar que somos perfectos y que será imposible llevarnos mal, que no habrá peleas ni discusiones.

Juguemos a soñar que no éramos nada y que nunca lo hemos sido.

Juguemos a soñar que nada ha cambiado.

Juguemos a soñar que todo será fácil, un camino de rosas.


Juguemos a soñar porque si soñamos quizá seamos más capaces de darnos cuenta de la realidad, nuestra realidad.


Ana Díaz.
Viernes, 13 de Noviembre de 2015.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Autorretrato.

                                                                                         A veces siento que soy rara.


Un ser extraño que camina por el mundo ajeno a todo lo demás. Soy una persona que tiene sus complejos como todo ser humano. Me encantan las películas Disney, Pixar, Dreamworks Studios, entre otras. Soy una friki de Mickey Mouse, me compro todo lo que se interpone por mi camino si sale él. Tengo todos los packs de películas de dibujos animados. Odio las compras, me desesperan porque odio mi cuerpo. Detesto salir de fiesta, estar de pie plantón observando como unos se restriegan con otros, presenciando como el mundo se pasa de rosca y se desfasan sin ser conscientes de lo que ellos mismos hacen. No soporto los tacones porque me duelen los pies, y mi teoría es muy sencilla: quien me quiera, me querrá yendo plana, sin maquillar y con mi propio estilo. Soy muy nerviosa. Tengo miedo a hablar en público delante de muchas personas, me lío, hablo rápido y nadie entiende lo que digo. No digo tacos, prefiero cambiarlos por otras palabras aunque parezca una niña pequeña.

 Estudio Bellas Artes, pero no pinto cuadros, disfruto llenando de color cualquier tipo de textil. Me encantaría levantarme una mañana y no tener que ponerme unas gafas. Me pierdo en mi propio pueblo, no tengo orientación. Tengo la extraña manía de llamar a la gente por el nombre o apodo que más rabia les da. Soy esa persona que cuando te ve, no da dos besos, si no un abrazo o quizá ni tan solo eso. Adoro el deporte aunque odio andar para nada. Soy esa persona que nunca se valora y siempre está por debajo del resto, pero soy feliz cuando el mundo sonríe. Me encanta dibujar sonrisas y tender la mano a todo aquel que necesita ayuda. No soy una persona fácil pero sí muy sencilla. No me gustan los regalos caros, me hacen feliz las cosas cutres pero hechas con mucho cariño. Odio las despedidas pero nunca olvido a aquellos a los que de verdad quiero y extraño. Cuando me agobio me vuelvo hiperactiva y lo único que me calma es un papel y un bolígrafo. Soy demasiado sincera. A veces digo las cosas sin pensar. No soy capaz de estudiar si no es el día de antes o unas horas antes del examen.

 Soy torpe, muy torpe. Cuando me caigo me cuesta levantarme, pero siempre lo consigo. Lucho hasta conseguir todo aquello que me propongo. Me encanta debatir lo que no es como considero. Soy muy inocente y caigo en todas las bromas que me gastan. Soy un desastre, el desorden en persona en mi espacio vital, mis cuatro paredes, mi habitación. Tengo sueños como todas las personas del planeta tierra, y si me toca la lotería quiero una casa estupendísima, un mini en la puerta, y por supuesto, cerca de Disneyland. Vivo la tradición porque me hace feliz querer casarme y formar una familia con la persona que más quiera en el mundo. También soy de esas que piensan que existe un príncipe azul imperfecto para mí. Odio las cosas absurdas y a esas personas que se quejan de vicio. Cuando me aburro, yo también me tumbo en el sofá y hago zapping. Me gusta cocinar aunque la comida de mamá y de la abuela es siempre la mejor del mundo mundial. Soy amiga de mis amigos. No bebo alcohol, no fumo y defiendo lo que pienso hasta el infinito. No soporto la falsedad, la injusticia y la mala educación. No me gusta que me vean llorar. Odio ir a la playa si me tengo que bañar. Soy una ‘miedica’, vivo cargada de miedos, de esas personas que cuando ve una película de miedo, no duerme en un mes mínimo. No soporto la soledad y me da miedo la oscuridad. Duermo abrazada a mi almohada porque me siento más protegida y también soy de ese tipo de persona que se tapa aunque se muera de calor, porque tiene miedo, y también creo que la sábana me protege de los ladrones. Mi lema es ‘la peor pesadilla del problema, se llama sonrisa’. Odio las bromas pesadas y brutas. Soy fan número uno de los colores fosforitos. Soy una gorda sebosa comiendo. Me visto como me da la gana, si coinciden los colores genial, y si no, pues también genial. No me gusta peinarme, el cepillo es de adorno en el baño.

 Vivo cargada de complejos sobre mí, pero cuando me paro a pensar realmente, por suerte, tengo un alrededor que de vez en cuando me recuerda que soy especial. Y entonces, vuelvo a sonreír porque si tú sonríes, siempre habrá alguien que lo haga y no hay nada más grande que dibujar sonrisas a todo aquel que se presente delante de ti.

 Y sí, este ser extraño y peculiar, soy yo.

Ana Díaz.
Inicio: 1 Diciembre 2014.
Fin: 12 Noviembre 2015.

lunes, 10 de agosto de 2015

Why...





  Puede que no tengamos un por qué para todo. Es más, puede también que nos lo preguntemos tantas veces que parezca un auténtico paralelismo. Es cierto que la gran mayoría de las veces, las cosas tienen un por qué, pero no siempre una respuesta exacta. Todo pasa por algo e incluso, ni pasa. Pero es así y si no, dime, ¿por qué no me das la respuesta tú?



                                                            Ana Díaz.
                                            Lunes, 10 de Agosto de 2015.

Palabras.

    Cuando me paro a escribir, no sé hacia dónde encaminarme. Conforme tecleo una palabra, sale la siguiente hasta formar un párrafo. Sí, así es la escritura, espontánea como ella sola. Es tan libre que a veces me asusto. Te deja volar, soñar, imaginar, recordar e incluso revivir aquellos momentos que tanto añoras. Tiene la capacidad de hacerte sumergirte en un mundo paralelo al tuyo, algo que te entretiene y te deja helado sin palabras. A veces me pregunto cómo se consigue esa magia. Cómo un escritor atrapa al lector y lo deja con la curiosidad y el ansia de continuar la historia consiguiendo que toda su atención se concentre en ello, las páginas de un libro. Es mágico, único e indescriptible lo que un simple escrito puede llegar a repercutir en una persona. Nos hace reflexionar y ver la realidad que nos rodea. Nos deja sin aire en ocaciones y otras nos brinda la posibilidad de sentir que flotamos, pasando a formar parte de la historia. Otras, nos sentimos tan sumamente reflejados en esas palabras que nos asustamos. Pero a pesar de todo siempre queda algo, y es que hasta la persona que más vaga es para leer, siempre hay algo que le hace pararse quieto y ver todas y cada una de las palabras que le se interponen. Porque si no es ella, la escritura, ¿quién es la que nos hace ilusionarnos, enfadarnos e incluso ser los más felices del mundo? ¿quién si no las palabras?




             Ana Díaz.
Lunes, 10 de Agosto de 2015.

miércoles, 1 de julio de 2015

 Buenas noches a ti en especial. Buenas noches a los que son felices y a los que no lo son. Buenas noches a ricos y a pobres. Buenas noches a quienes ni tan siquiera tienen un techo bajo el que dormir, a los que la cama se sustituye por un suelo o cajas de cartón. Buenas noches a los insoportables, a los simpáticos y a los estúpidos. Buenas noches a los que luchan cada día. Buenas noches a los que madrugan y los que prefieren no ver la luz del día. Buenos días a los que más lo necesitan. Buenas noches a los guapos, a los feos y a los intermedios. Buenas noches a papá y mamá.

Buenas noches, porque es lo único que nadie puede arrebatarnos, cerrar los ojos y soñar, ilusionarnos y conseguir por momentos lo que más queremos.

 Buenas noches a ti en especial...




Ana Díaz.