Te escribo para decirte que me he cansado de esperarte creyendo que volverás diciéndome aquel 'movería cielo y tierra para estar contigo'. Te escribo para decirte que los días sin saber de ti, son como pesadillas sin fin. Te escribo para decirte que me he cansado de necesitar que me calles con un beso, que me abraces para protegerme, que me acaricies para dormir, que me muerdas cuando te piques, que me pellizques jugando, e incluso hasta que me eches la bronca y te enfades conmigo por despertarte cada mañana.
Te escribo para decirte que me he cansado de tratar de hacerme a la idea y simular que todo está bien, cuando no lo está. Te escribo también para decirte que me he cansado de tener mi toalla colgada y que no se caiga, que el verde es color esperanza y siempre fue mi favorito contigo. Te escribo para decirte que me he cansado de soñar, de levantarme agobiada con una pesadilla o despertarme feliz porque en el sueño, volviste. Te escribo para decirte que una vez aprendí que querer era poder y que culpable no es uno solo, sino dos. Te escribo para decirte que me he cansado de gritar en silencio un te quiero que ni tan siquiera te llega. Te escribo para decirte que me he cansado de echarte de menos cada mañana, cada tarde, cada noche, y que es demasiado complicado caminar sabiendo que ya no estás.
Te escribo a ti, y además tengo la osadía de preguntarte:
¿Por qué no dejamos el pasado, vivimos el presente y formamos un futuro?
Te escribo y aprovecho para decirte que me he cansado de extrañarte pero jamás de quererte como te quiero y de amarte como te amo. Y creo que ese privilegio, no lo tuvo nunca jamás nadie más que tú.
Te escribo a ti, y además tengo la osadía de preguntarte:
¿Por qué no dejamos el pasado, vivimos el presente y formamos un futuro?
Ana Díaz.
Lunes, 23 de Noviembre de 2015.
No hay comentarios :
Publicar un comentario