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lunes, 10 de enero de 2011

Un dificultad: una derrota voluntaria.


Todo comenzó ese día en el que entramos en ese juego. Un juego en el que dos eran los participantes. No había sitio para más.


Era un juego en el que prometimos no habría perdedores, los dos por igual. Y así lo hicimos. Aceptamos las normas, no sería fácil pasarlo, pero lucharíamos hasta el final.


Cada uno movía su propia ficha. Hasta que el dado marcó el número equivocado y una de las piezas cayó en esa trampa. Fue rápido. Un golpe seco y cayó rendida sobre el tablero.


De pronto, apareció un tabique entre las dos, el cual no podían pasar.


Al principio, la fuerza inundó las fichas hasta creer que derrumbarían esa muralla. Una no podía avanzar y continuar el juego sin la otra.


La nostalgia y el miedo atacó a una de ellas, de repente, sin más. La otra, infundía ánimos para que se hiciera invencible de nuevo, pero el desánimo y el pesimismo les derrumbó a las dos.


La muralla no se abría, por más que gritaran, no se escuchaban, cada vez era más gruesa, no podrían verse, no podían seguir, sus ganas fueron aniquiladas por el juego.


Los dos jugadores, podían participar si todo era fácil y sencillo, nadie les advirtió de lo que conllevaría aquello, aceptaron, prometiendo salir de ese juego juntos. Una simple trampa, les paralizó y finalmente, se volvieron débiles, cobardes, flojos y perdieron la partida.


Un simple juego, pudo con ellos.


GAME OVER.

Ana Díaz.

Lunes, 10 de Enero de 2011.

1 comentario :

  1. llegarás muy lejos, a lo más alto, a cumbre de todo, no ceses en tu empeño, algún dia serás una gran escritora, y yo leeré todas tus obras, puedes estar segura. un beso.

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