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domingo, 4 de noviembre de 2012

Black.


Negro. Ese es el color más oscuro que existe, signo de la tristeza, el luto, la soledad, la desgana, la desilusión, la depresión y un largo etcétera de estados de estados anímicos que nos hace tener el autoestima por los suelos, bajo tierra, aplastado, destruído, tirado en cualquier lugar aislado donde nadie pasa a recogerlo.

Negro. Ese es el color que en ocasiones se cruza por tu vida, da contigo, y se posa sin más por un tiempo. No deja que lo borre nada, se sienta y permanece ahí creyendo que nadie le echará. Tapa todo tono alegre y te deja sin vida, sin nada.

Negro. Ese es el color más egoísta. Solo piensa en llevarte con él.

Negro. Ese es el color más fácil de ver, creer y asimilar. El que te hace caer en picado más rápidamente, desde una cumbre hasta el subsuelo, con un golpe sin protección y sin pedir cita previa, te lanza, no te pregunta.

Negro. Ese es el que llama a mi puerta cuando se le antoja. El que me quita todo, se lo lleva. Ese es el que me hace aprender, aporrearme bien fuerte para madurar. El que me aplasta. El que viene fugazmente, me destruye, dejándome sin aliento.

Negro. ¿Quién si no él, mi gran maestro en la vida?


Ana Díaz.
Domingo, 4 de Noviembre de 2012.

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