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sábado, 4 de septiembre de 2010

Confusiones reales.

Querido diario:

Hoy, sábado, he decidido salir con mis amigas. Mis papás me dado permiso para ir a una discoteca.
En primer lugar, hemos estado en un botellón. Había gran cantidad de alcohol y todos bebían sin parar.
Tras estar allí un largo tiempo, hemos cambiado de lugar y hemos entrado a la discoteca.
Una vez allí, todo estaba lleno de gente, y por las horas que en aquel momento eran, la gente iba con cierta cantidad de alcohol en el cuerpo.
Todos bailaban sin parar, se dejaban llevar por la situación.
Yo, por hoy, voy a ser una de ellos, una más, por lo tanto, bailo.
Llevaba unas horas moviéndome, y mi cuerpo se sentía como nuevo. De pronto, alguien se deja ver desde aquel grupo del fondo.
Él, un chico muy guapo, con una cara alegre, iluminada por una sonrisa, en la cual se dejaba ver una dentadura perfecta y feliz. Sinceramente, el chico de mis sueños.
Noto que me mira. Se acerca a mí, tras apartar a toda esa gente. Me agarra, baila conmigo. Yo le sigo, me dejo llevar por el momento. Su mano se va deslizando lentamente sobre mi cuerpo, yo no hago nada por impedirlo.
Cada vez me toca más, sus dedos van rozándome, por cada rincón de mi cuerpo. De repente, me sujeta más fuerte, yo soy totalmente suya, me gusta. No hay mucha luz, pero su sonrisa la puedo observar. Su mirada es intensa. Sus ojos se quedan clavados. Me miran a mí. Su cara, se va acercando a la mía. Sus labios, buscan los míos. Me besa.
Me roza, me toca. Yo soy suya.
Pasa el tiempo. Mis amigas, atónitas por la situación. Mi situación. Yo una niña decente, que no se deja tocar por nadie. Allí estaba, besándome con un desconocido.
Todo acaba y vuelvo a casa.
Durante el trayecto, voy meditando cada segundo de la noche. Cada milésima a su lado. ¿Qué pasará ahora entre él y yo? Ahora me siento enganchada a ese chico.
Sé que algo sentirá hacia mí.
Él me ha tocado, nunca a nadie le habría dejado hacer semejante cosa.
Es extraño, porque no le conozco, pero le quiero.




Querido diario:

Hoy, como todas las noches de un fin de semana, he salido con todos mis colegas.
En la discoteca, he visto a miles de chicas guapas.
Esta noche algo había que hacer. Así que hoy tocaba: competición entre nosotros. A ver con cuántas éramos capaz de liarnos.
Tras negociar qué sería lo que apostábamos. He visto a mi primera víctima de la noche. Todos mis colegas la miraban, y yo les he dicho que sería capaz de liarme. Ellos tras unas carcajadas me han dicho, ‘’inténtalo’’, con un aire burlón. Con las mismas, he apartado a mis colegas y me he dirigido hacia ella. Una chica linda, el centro de todas las miradas en la discoteca, ella sería mía.
Una vez que la tenía cerca, he usado mi táctica, seducirla. Unas cuantas palabras bonitas, unas caricias y al instante, me ha dejado que le toque todo el cuerpo.
No me ha resultado muy difícil, tras unos minutos, la he besado. Ella me seguía el juego, así que poco esfuerzo ha sido el que he tenido que hacer para liarme.
Cuando me he cansado de ella, he dado por finalizado todo. Ella se tenía que ir a casa y yo necesitaba buscar más chicas con las que estar. No me sé ni su nombre, pero ¿qué más da? Si no la voy a ver más. ¿Cuál será la próxima?
La noche es muy larga y la discoteca está abarrotada de gente.
Voy a disfrutar. Así que me dirijo a por otra.


Ana Díaz.
Sábado, 4 de Septiembre de 2010.

1 comentario :

  1. cariñoo!! la segunda parte de lo de la discoteca tambien lo has escrito tu? o es realmente lo que te dijo el? si es asi son gilipollas que se cren mas guay por liarse con alguien?pss todos son iguales, todos van con el mismo objetibo, apuestas y mas apuesta y para que? para nada... pierden el tiempo haciendose pasar por guays si creen que asi ganan algo haya ellos yo soy de esas personas que les miro con cara rara y pensando que son gillipollas...
    eider

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